Los mismos que hace dos semanas, enfundados en sus trajes o disfraces de demócratas, sacaban la cara por Bildu desautorizando a aquellos que pretendían mirar más allá de sus estatutos, ayer decían estar “preocupados” por el movimiento de Democracia Real Ya. Era en la SER, en Hora 25, pero podría haber sido en cualquier otro medio “más demócrata que ninguno”. Caían en la bajeza moral de usar un rasero distinto para cada caso, y aventuraban que detrás de esta plataforma civil está la sombra de Izquierda Unida. La sombra de Izquierda Unida... como si una brizna de hierba pudiera dar mucha sombra. Su argumento elemental: la plataforma pide la reforma de la ley electoral, y eso sólo puede beneficiar a Izquierda Unida.
¡Qué alarde de valores demócratas! No prestan atención a los principios en los que se basa este movimiento civil, tampoco en su nombre claro y explícito ni en las declaraciones de sus portavoces e interlocotures. En su pseudointelectualidad subvencionada, pasan por encima de eso y, ejerciendo de videntes mezquinos, siembran la sospecha donde por el momento no hay más que lucidez e indignación. ¡Cómo se parece su comportamiento al de la derecha cerril que hace unas semanas les sirvió para enarbolar su infalible visión democrática! ¿No se han fijado que la ley electoral no es todo lo democrática que se esperaría de un país como España?
A saber: IU tiene 2 escaños en lugar de los 14 que le hubieran correspondido de operar un sistema proporcional en el sufragio. El escaño, que a PP o PSOE les costó una media de 65.500 votos, a IU le costó nada más y nada menos que 481.520 votos. CIU consiguió 11 escaños, es decir 9 más que IU, con 190.000 votos menos. A lo mejor es ese millón de ciudadanos que votaron IU en las pasadas generales el que está detrás de Democracia Real Ya, hecho que resultaría tan coherente para cualquiera como preocupante para los intelectuales en nómina de PSOE y PP.
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