Leiv Motiv

Quiero pensar que es mentira que todo sea mentira; que no todo está perdido porque ocupemos el rol de perdedores ab initio. No obstante odio el esnobismo de los que bromean con "La teoría de la conspiración" como si fuera moderno ser conservadoramente imbécil, y elegantemente actual asumir que ser el enemigo del enemigo es, aplicando el denominador común, lo mismo que nada. Detesto a la gente que usa la expresión "las reglas de juego" por una razón tan obvia que espero no tener que explicarla. Éste no es un blog amigable. El mundo pone la sosa, yo intentaré poner el vinagre.

viernes, 3 de junio de 2011

La muerte y otros efectos secundarios o la fábula del torero y el pepino

Desde el asesinato de Bin Laden por parte de los EUA en la casa del amigo Pakistán (amigo de alguien será), los estados socialmente evolucionados de esta Europa blanca (camisa de mi esperanza), se han descocado y andan un poco desorientados con la prioridad que ha tener la muerte en las posiciones oficiales de los gobiernos y las opiniones públicas.
Han muerto 16 personas en Alemania, seres humanos, digo yo, debido a una infección que en un principio se creyó originada por los pepinos españoles. No obstante, esta vez no ha habido solidaridad con el país amigo y con las víctimas, ni con los familiares de las víctimas, ni con los amigos de los familiares de las víctimas. Más bien parece que tuvieran que sentirse culpables por haberse muerto, porque el sector del pepino, que ahora sabemos es un buque insignia de la economía española (o como tal recibe tratamiento), se está poniendo flácido. No digo que no me alegre de que, por una vez, nuestros responsables exteriores defiendan los intereses que representan, no es eso. Lo que pasa es que España parece el cuatro ojos mamarracho que, acostumbrado a que le quiten el bocadillo en el recreo, no pierde comba para subirse al tren de mobbing escolar (o gubernamental) y hacer leña del árbol caído. ¿Cuándo desarrollaremos una personalidad propia como país y dejaremos de imitar lo que hacen los otros?
El segundo elemento de la fábula es el torero, esta vez con bombero. El bombero tuvo que sacarlo de entre los hierros de su super-ultra-mega-todo terrerno. A cambio de dejarse rescatar, ganó un titular en todos los medios, cosa que hace tiempo no lograba. Para mi sorpresa, el titular rezaba: Ortega Cano, muy grave al sufrir un accidente de tráfico. Y a modo de apunte: su coche invadió el carril contrario chocando con otro turismo. Y a modo de anécdota: el conductor del otro coche resultó fallecido. Y les faltó decir: pero a lo mejor ya estaba muerto porque la autopsia ha revelado que habría comido pepino durante el almuerzo.
Me imagino a la familia de aquel hombre teniendo que aguantar durante una o dos semanas programas enteros dedicados al "diestro" (que iría conduciendo con la zurda),  a su vida y obra, y a su porte gallardo y apuesto. Asesino, es lo que dirán entre dientes, intentando tragarse el corazón con cada bocado de comida.
Ya lo vemos, esto es lo que puede pasar cuando desde nuestra querida Europa, bastión de la moral y la decencia, católica y también protestante, nos sumamos al grupo de los Zetas gubernamentales y nos chocamos los cinco ante el cadáver de un terrorista.
Creo que hay medio Estados Unidos señalándonos con el dedo y riéndose de nosotros por estar juzgando a Ratko Mladic (que por cierto mató a más del doble que Bin Laden), en vez de haberle pegado un tiro entre ceja y ceja. Con lo fácil que hubiera sido, ahora que trabajaba de peón. Si es que somos unos blandos. Nos van los tipos duros, pero seguimos siendo unos blandos.

1 comentario:

  1. a Bin Laden si que lo mataron con un pepino...
    jeje, muy bueno el texto...un abrazo compañero!
    ah! dame un toque, que no tengo números de teléfono!!!

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¿Me pasas el vinagre?