Parábola del sembrador (Mateo, 13, 1-43)
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Se reunió junto a él una gran multitud, así que él subió a una barca y se sentó, mientras la multitud estaba de pie en la orilla. Les explicó muchas cosas con parábolas:
-Salió un sembrador a sembrar. Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino, vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles profundidad brotaron enseguida; pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se secaron. Otras cayeron entre cardos: crecieron los cardos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra fértil y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
Quien tenga oídos que escuche.
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:
-¿Por qué les hablas contando parábolas?
Él les respondió:
-Porque a vosotros se os concede conocer los secretos del reinado de Dios, pero a ellos no se les concede. Al que tiene le darán y le sobrará; al que no tienen le quitarán aun lo que tiene. Por eso les hablo contando parábolas: porque miran y no ven, escuchan y no oyen ni comprenden.
Se cumple en ellos aquella profecía de Isaías:
Por más que escuchéis,
no comprenderéis,
por más que miréis, no veréis.
Se ha embotado
la mente de este pueblo;
se han vuelto duros de oído,
se han tapado los ojos.
Que sus ojos no vean
ni sus oídos oigan,
ni su mente entienda,
ni se conviertan para que lo los sane.
Dichosos en cambio vuestros ojos que ven y vuestros oídos que oyen. Os aseguro que muchos profetas y justos ansiaron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron.
Vosotros escuchad, pues, la explicación de la parábola del sembrador. Si uno escucha la palabra del reino y no la entiende, viene el Maligno y le arrebata lo sembrado en su corazón; ése es como lo sembrado junto al camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso es el que escucha la palabra y la acoge enseguida con gozo; pero no tiene raíz y es inconstante. Llega la tribulación o persecución por causa de la palabra e inmediatamente falla.
Lo sembrado entre cardos es el que escucha la palabra; pero las preocupaciones mundanas y la seducción de la riqueza la ahogan y no da fruto. Lo sembrado en tierra fértil es el que escucha la palabra y la entiende. Ése da fruto: cien o sesenta o treinta.
Les contó otra parábola:
-El reinado de Dios es como un hombre que sembró semilla buena en su campo. Pero, mientras la gente dormía, vino su enemigo y sembró cizaña en medio del trigo, y se marchó. Cuando el tallo brotó y empezó a granar, se descubrió la cizaña. Fueron entonces los siervos y le dijeron al amo: Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿De dónde viene la cizaña? Les contestó: Un enemigo lo ha hecho.
Le dijeron los siervos: ¿Quieres que vayamos a arrancarla? Les contestó: No; que al arrancarla, vais a sacar con ella el trigo. Dejad que crezcan juntos hasta la siega. Cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña, atadla en gavillas y echadla al fuego; luego recoged el trigo y guardadlo en mi granero.
[...]
Todo esto se lo expuso Jesús a la multitud con parábolas; y sin parábolas no les expuso nada. Así se cumplió lo que anunció el profeta:
Voy a abrir la boca
pronunciando parábolas,
profiriendo cosas ocultas
desde la creación.
Después, despidiendo a la multitud, entró en casa. Se le acercaron los discípulos y le dijeron:
-Explícanos la parábola de la cizaña.
Él les contestó:
-El que sembró la semilla buena es este Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los súbditos del Maligno; el enemigo que la siembra es el Diablo; la siega es el fin del mundo; los segadores son los ángeles. Como se recoge la cizaña y se echa al fuego, así sucederá al fin del mundo: Este Hombre enviará a sus ángeles para que recojan de su reino todos los escándalos y los malhechores; y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces, en el reino de su Padre, los justos brillarán como el sol.
Quien tenga oídos que escuche.
Pues eso... "los justos brillarán como el sol... en el reino de su Padre..." porque en éste lo llevan clarinete!
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