El Estado argentino, en connivencia con la banca, roba y hunde en la miseria a millones de sus ciudadanos, celebrando el cambio de milenio. Después, cuando protestan, sencillamente los matan, a base de balas y olvido.
En Argentina, los pobres hablan sabiamente y los ricos dejan que su dinero calle sus vergüenzas.
En Argentina, como en todos lados, la clase política es un mal endémico; un mal con una cura mucho más difícil que el hambre. Los nadies se conforman con un litro de leche, pero los ricos no descansan hasta verlos sin nada.
Por los caminos de matanza, Lucy, una madre viuda o soltera o abandonada, conduce sobre el lodo un carro tirado por un caballo. Dice, sonriendo con más huecos que dientes, que vive bien, que tiene un hijo y que tiene amor, que ha aprendido a vivir con nada, y que hay otros que viven peor. Calla el final de la frase: ¿se refiere a otros que viven peor con menos, o con más?
Leiv Motiv
Quiero pensar que es mentira que todo sea mentira; que no todo está perdido porque ocupemos el rol de perdedores ab initio. No obstante odio el esnobismo de los que bromean con "La teoría de la conspiración" como si fuera moderno ser conservadoramente imbécil, y elegantemente actual asumir que ser el enemigo del enemigo es, aplicando el denominador común, lo mismo que nada. Detesto a la gente que usa la expresión "las reglas de juego" por una razón tan obvia que espero no tener que explicarla. Éste no es un blog amigable. El mundo pone la sosa, yo intentaré poner el vinagre.
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